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Ciencia

Bayer MaterialSciencie al vuelo.

Adiós nuevos materiales, nuevos mercados, nuevos desafíos.

A Bayer MaterialScience, que quizás salga a la bolsa como empresa independiente el año próximo, ahora ha tenido momentos muy movidos e, inclusive, le dio por volar y no sólo con la imaginación.


 

Bayer MaterialScience introdujo nuevas técnicas en el desarrollo del proyecto de la aeronave Solar Impulse 2, sí, la que le está dando la vuelta al mundo en estos momentos. Sus aportaciones no sólo fueron en el campo del aislamiento, revestimiento y presurización, sino con nuevos materiales, tanto dentro como fuera de la aeronave.

Bayer MaterialScience patrocina el proyecto Solar Impulse 2 (Si2). Su participación obedeció a que la firma “busca soluciones a los retos de nuestro tiempo”. El proyecto empezó a concebirse hace más de una década. Se trata del primer avión solar tripulado capaz de volar día y noche (las 24 horas) a partir de la energía solar almacenada.

Desde el punto de vista de la energía, la aeronave es especialmente ligera y eficiente; es una nave que, de por sí, tiene un peso ligerísimo, de apenas 2.3 toneladas, gracias al empleo de numerosos productos innovadores y soluciones de Bayer MaterialScience, entre los que destaca un nuevo material aislante para la cabina, la cual resulta extraordinaria.

Como se recalcó en el momento del despegue hace unas semanas, resulta crucial contar con un aislamiento de alta eficiencia en la aeronave, debido a que debe enfrentar oscilaciones térmicas extremas, desde los -40°C, durante la noche, hasta los 40°C grados, durante el día.

Entre los materiales empleados se encuentra Baytherm® Microcell, una espuma aislante de Poliuretano (PUR) cuyo rendimiento supera en un 10% al de aquellos materiales usados en la aviación para el mismo propósito, y el cual se utiliza para el aislamiento de la puerta del avión. El resto de la cabina está fabricada con otro tipo de espuma rígida de PUR de Bayer MaterialScience. La compañía también dota el material compuesto de PUR y fibra de carbono del que están hechos los cierres de la puerta, así como las delgadas láminas de Policarbonato (PC) transparente de alto rendimiento para la ventana.

Por eso, además de contribuir a que el aviador consiga resistir las exigencias que conlleva este viaje, la firma facilitó materiales de alta tecnología que resultan esenciales para el conjunto de la misión. De hecho, una de las responsabilidades de la empresa fue el diseño completo de la carcasa de la cabina.

La compañía se ha mostrado muy orgullosa por el proyecto Si2, ya que demostró de forma fehaciente cómo las innovaciones pueden contribuir a preservar los recursos naturales del planeta y, de ese modo, añadir valor y mejorar la calidad de vida de las personas.

La nave partió sin contratiempos hace unas cuantas semanas, en Abu Dhabi, Emiratos Árabes Unidos, con dos pilotos a bordo (Bertrand Piccard y André Borschberg, ambos promotores del proyecto), que no titubearon en lanzarse a dar una vuelta al mundo en un aparato tan singular y silencioso que despliega unas alas desproporcionadas, muy largas, para aprovechar cada rayo del sol.

Con ayuda de materiales de alta tecnología e impulsado por energía solar, el aeroplano Solar Impulse, de trazo futurista, sigue la línea punteada en el mapa que le impuso su navegante mientras llena de asombro a todo el mundo.

Datos a tener en cuenta:

  1. No hay un viaje alrededor del mundo equivalente en el pasado.
  2. La esbelta nave no consume ni media gota de combustible y, por lo mismo, no emite contaminación alguna.
  3. Solar Impulse sólo hará 12 paradas en lugares como India, China, Estados Unidos y Europa o el Norte de África, y que intentará regresar de nuevo a Abu Dhabi.
  4. La aeronave vuela ahora mismo entre los 50 y los 100 kilómetros por hora km/h, y lo hará así a lo largo de 25 días, repartidos en cinco meses. El vuelo registrará en ese lapso 32 mil km con el auxilio de unos motores propulsados de manera exclusiva por la energía de unas 17.200 células fotovoltaicas.

Claro, habrá momentos de peligro. La nave enfrentará retos tan peliagudos como cruzar de China a Hawaii sin detenerse. El piloto al mando de la pequeña cabina tendrá que mantenerse en el aire en estado de alerta, los cinco días seguidos, con todo y sus noches.

 

A lo mejor, para cuando salga esta revista, el avión solar complete la mitad de su viaje y llegue a una parada. Habrá que abrir entonces botellas de champaña y brindar por el feliz desenlace de este apasionante viaje que pone a prueba a muchos nuevos plásticos y una nueva manera de volar.

 

Enrique Chao

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