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¿Cómo ser más responsables con lo que se produce y consume?

Se prevé que para 2050 habrá 9 mil millones de habitantes a nivel global. El reto es claro: satisfacer las necesidades de agua, alimentación, energía y vivienda de la población mundial con el mínimo impacto para el medio ambiente.
Seguimos lejos de alcanzar este objetivo, y si se quiere cumplir con el Acuerdo de París sobre limitar el aumento de la temperatura global a menos de 2 grados no bastará sólo con impulsar acciones más contundentes para disminuir las emisiones de CO2, sino que además se debe alcanzar una tasa cero para el 2070: cero emisiones cuando nos movemos, comemos o calentamos nuestros hogares y/o lugares de trabajo.
Si bien la innovación tecnológica ayuda a reducir el impacto humano al medio ambiente, estos esfuerzos no serán suficientes. Si no se cambia la forma en que las personas se relacionan con el planeta, pronto enfrentaremos graves consecuencias como el agotamiento de la biodiversidad, escasez de agua o desabasto de alimentos.
Es aquí donde la economía circular puede ayudar a cambiar nuestro estilo de vida por uno más sostenible. Este concepto no sólo se refiere al reciclaje, el modelo puede modificar nuestra cotidianidad a través de un cambio de paradigma económico y social que se basa en siete pilares:
1) Reciclaje de plásticos. Más de 31 mil toneladas métricas de petróleo y miles de metros cúbicos de agua se ahorran cada año con este proceso, al tiempo que se reducen los costos de suministro y transporte de materias primas.
2) Reusar, reparar y recuperar. La reutilización consiste en reintegrar algún producto al ciclo económico en su estado original. La reparación, permite la posibilidad de dar un segundo uso a los productos en mal estado y, la recuperación, es el aprovechamiento de los componentes de un producto en otros ciclos de diseño.
3) Consumo y uso colaborativo. Mutualización de bienes, servicios y otros. El consumo colaborativo se desarrolló rápidamente en los últimos diez años; en particular, permite maximizar el uso de los productos y extender su vida útil.
4) Economía funcional. Busca valorizar el uso de un producto en lugar del valor por sí mismo. Tendríamos que preguntarnos si realmente necesitamos ser propietarios de un automóvil o si sería más funcional sólo alquilarlo durante el tiempo que se requiera.
5) Diseño ecológico. Esta técnica implica crear un producto y tomar en cuenta el ciclo de vida de sus componentes para que puedan ser reciclados o reutilizados al final de su vida útil.
6) Extracción y compras. Invita a las empresas y comunidades a adoptar una política de compras responsables con base a criterios ambientales.
7) Ecología industrial y territorial. Conectar a los actores en el mismo territorio para optimizar el intercambio de flujos de energía y materiales.

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