
Investigadores de la Universidad de Groningen, en los Países Bajos, crearon un implante dental impreso 3D a partir de una resina antimicrobiana que mata las bacterias nocivas en la boca sin dañar las células humanas.
El plástico utilizado en el diente incorpora sales de amonio cuaternario capaz de eliminar las membranas bacterianas, por lo que puede decirse que la pieza dental se limpia a sí misma.
La adición de materiales alternativos a un polímero básico, es uno de los retos actuales de la impresión en 3D, pero la incorporación de sustancias químicas activas tales como las sales antimicrobianas podrían ser un gran beneficio para la industria médica, ya que se utilizaría la impresión en 3D estéril o antimicrobiano en implantes en una amplia gama de aplicaciones potenciales.