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El futuro a vuelo de dron

De hecho está mal hablar de drones ubicándolos en el futuro. No, ya no están allá, sino aquí, ahora mismo. Ya no es raro ver pasar uno encima de nosotros, aunque no tanto como ver un helicóptero. Lo que sí es que ya es un dispositivo que ha sido adoptado en la realidad casi sin pasar por la aduana de la incredulidad.
Además, no sólo son algo más que un juguete parecido al que manejábamos en los tiempos de los coches teledirigidos: sino que son objetos con enorme potencial y que, si se lo proponen, pueden cambiar el entorno; alterar desde un campo de batalla, hasta el transporte de mercancías y el turismo (inclusive ya hay drones con pasajeros y sin piloto) para este propósito.

DRONES PARA TODOS

¿Cómo son? Para uso civil, el dron cuenta con un chasis que da soporte al resto de las piezas y alcanzar distintas dimensiones. Puede ser cuadricóptero, hexacóptero u octocóptero (dependiendo de la cantidad de rotores, o componentes, como el motor o generador eléctrico, y también del tamaño del dron). El chasis puede ser de fibra de carbono (los más pesados y costosos, pero también los más resistentes) o de fibra de vidrio (que son más ligeros y un poco menos costosos) o de plástico (que son los más accesibles y ligeros).
Los motores que hacen girar las hélices son de diferentes tamaños, velocidad y potencia. Los hay bifásicos y trifásicos. Las hélices son de dos y de tres aspas. Inclusive hay unos que se construyen con impresoras 3D. Por último, requieren de una placa controladora de vuelo, el cerebro del dispositivo, que realiza todos los movimientos; es su computadora y recoge los datos de su sistema; la ubicación de GPS, las velocidades de los motores; los movimientos de los giroscopios y los acelerómetros.

DRONES PARA TODO

Con la práctica, los usos de los drones se han ido multiplicando. Se sabe que son vitales en el control de incendios forestales, en la exploración y limpieza de residuos tóxicos, en el control del tráfico en las grandes ciudades…
Y además, en el lado oscuro, la CIA y la Fuerza Aérea estadounidense los emplean para toda clase de misiones. Se trata de los armados con misiles y bombas, utilizados como sistema de vigilancia y reconocimiento, pero es sabido que pueden asesinar a civiles y a blancos militares a distancia.
Menos siniestros, los hay de fotografía y grabación de eventos, bodas o de noticias; de vigilancia, de intercepción, de entretenimiento, de búsqueda y salvamento, de recopilación de datos. Se les utiliza para infinidad de tareas, sobre todo para aquéllas que no puede o no quiere llevar a cabo el ser humano, ya que o son peligrosas o llevan mucho tiempo.
El dron, que hiere el aire con zumbidos de avispa, puede cubrir muchísimas horas de acción, como el británico Zhepyr, que rompió el récord mundial por completar más de 82 horas consecutivas.
Y si bien la tecnología de estos aparatos voladores, que parecen insectos y otras formas que desafían la aerodinámica, se ha colado en la cultura y en los hábitos de manera acelerada, la normatividad para su uso deberá replantearse de manera continua.

DRONES SIN CONTROL

Pocos se han dado cuenta de que, durante el sexenio anterior, se redactó y publicó una Circular y una Norma con el fin de acotar los espacios de los drones por su posible interferencia con aviones y avionetas en áreas de aproximación y despegue de los aeropuertos.
Pero las novedades que ofrecen estos aparatos va tan rápido, que no hay manera de normarlos anticipando todo su potencial. Muchas empresas de e-commerce y de transporte ven en ellos el vehículo perfecto para saltarse las aglomeraciones y el tránsito desquiciado y despachar paquetes de inmediato. Por lo pronto, Amazon y UPS ya los usan con frecuencia.
Pronto, los vehículos de transporte de pasajeros no tripulados tocarán a la puerta y lo que siga en el mundo de la tecnología, porque a cada momento se añaden más piezas, sensores, cámaras, detalles y opciones a estos aparatos de plástico que sobrevuelan obedientes a donde se les indique, controlados de manera remota desde tierra firme.

AIRE LLENO DE DRONES

Según expertos, el año pasado ya había 1.8 millones de drones comerciales registrados en Estados Unidos y pronostican que en 2022 habrá 5.7 millones (es decir, un volumen suficiente para convertirse en algo peligroso en el cielo). En México, sin embargo, se desconocen los datos correspondientes.
Hay quien clama que la oportunidad está en el aire. Cabe recordar que México es un reconocido proveedor de la industria Aeronáutica para las firmas más destacadas en el sector aeroespacial, y que el diseño y manufactura de estos aparatos se multiplicará por 10 en los siguientes 20 años en razón de sus diversos usos.
Sin embargo, la industria del dron apenas crece. Por lo pronto, se requiere un registro correcto y exhaustivo de estos dispositivos y se celebra, inclusive, de que habrá cursos en el Conalep para pilotarlos. Se habla, además, de más normas para los drones que circulan en territorio nacional y de sus usos concretos para evitar el uso ilegal de estos instrumentos.
Pero quién sabe, el dron tiene posibilidades reales de convertirse en un excelente negocio a nivel global y México no se va a quedar de brazos cruzados, ¿o sí?
 

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