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Jaque al envase ¿Rígido o flexible?

¿Qué tipo de envase se debe elegir?

La respuesta a esta pregunta depende de diferentes factores, tales como:

  • El estado físico de los productos – sólidos, líquidos, gaseosos o pastas
  • La naturaleza del contenido en términos de durabilidad, caducidad y/o cualquier otro requerimiento especial de almacenamiento
  • Logística del envío y modo de transporte
  • Disposición de la exhibición en los puntos de venta
  • La importancia de la visibilidad del producto a través de su envase
  • Presupuesto designado para el envasado

Las tendencias demográficas, la traducción a nuevas demandas y expectativas de envase se vuelven cruciales para impulsar la selección de formatos. Es factible que la elevada tasa de crecimiento demográfico se asocie con el consumo creciente de productos envasados. La estructura de edad de la población también desempeña un papel importante. Por ejemplo, las poblaciones envejecidas en las economías avanzadas y una mejor provisión médica en los países en desarrollo, van a aumentar la demanda de productos para el cuidado de la salud.
Factores de estilo de vida, como el aumento de las comidas de una sola porción y el consumo de productos para llevar, pueden favorecer también el diseño de formatos de plástico más ligero, especialmente para el tamaño pequeño de envases de conveniencia o porciones individuales.
En particular, la fuerte competencia entre envases plásticos rígidos y envases de plástico flexibles, es una fuente de crecimiento, ya que varias aplicaciones de alimentos y bebidas podrían utilizar cualquier tipo de presentación.
Para entender mejor este mercado, es interesante escuchar los pros y contras en la voz de sus jugadores y a lo largo de toda la cadena.

El posicionamiento del envase rígido

Envases Universales

La búsqueda de ligereza y transparencia

Alberto Álvarez, Director Técnico de Envases Universales, una de las empresas mexicanas más grandes en la fabricación de envases (Ver Sección Empresas p. 77), explicó que la mayoría de los dueños de marca de productos de consumo, prefieren los envases rígidos porque ya cuentan con la infraestructura para su llenado, en muchos casos, llegaron al uso del plástico con el afán de sustituir el vidrio o el metal: “Los envases flexibles requieren de equipo especial para este fin, además de que corren a menor velocidad, son más difíciles de manejar y son también más susceptibles a fugas y perforaciones durante el almacenaje y envío”.
Las opciones de envases rígidos minimizan el daño a los productos que contienen, su almacenamiento e inventario es más preciso y las opciones de visualización más predecibles. Además, proporcionan al producto una sensación más Premium, captan la mirada del consumidor por más tiempo y con los años aumentan el valor de las ventas.
Eso no significa que los envases flexibles no tengan futuro, aclaró: “de hecho, combinar las ventajas de ambos tipos de envase será la pauta para innovar”. El ejemplo fue claro al presentar un nuevo lanzamiento de una lata denominada “cup can”, para envasar atún, la cual ya se comercializa con éxito, pero que ahora permitirá ver el contenido a través de una tapa desprendible elaborada con una película transparente de alta barrera, además de otra tapa a la que se le inserta un tenedor. “Con este desarrollo, resolvimos el problema de las latas metálicas que no permiten ver su contenido”, presume orgulloso Alberto Álvarez.
Un envase de Polietilen Tereftalato (PET) para agua pesa actualmente menos de 10 gramos y se puede reciclar más del 70% de su composición. Por otro lado, las latas pesan menos del 1% del total del alimento contenido en ellas. Haciendo una retrospectiva, hace 25 años, hablar de estos avances en manufactura de envases en México, y en el mundo, hubiera sido una locura.
Si bien es cierto que el envase flexible aumentó su participación en México con SUP’s en productos como atún, frijoles y pastas de tomate (entre otros), su crecimiento se mantiene acotado a menos del 5% del total del sector, comenta Alberto Álvarez, quien destaca que los envases rígidos garantizan la calidad de su contenido: “Durante el almacenamiento, plagas como las ratas aprenden rápido que un envase flexible guarda comida en su interior y que es muy fácil perforarlos para estos roedores, situación que con envases rígidos les resulta más complicado. Esta es otra ventaja que los favorece”.
En conclusión, Alberto Álvarez considera que la tendencia a nivel global será la manufactura de envases híbridos o mixtos, que integren dos o más materiales rígidos o flexibles con nuevas formas que desafían a los envases tradicionales.

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