El medio de comunicación de la Industria del Plástico ​

La epopeya de los acrílicos: con plásticos también se crea

Fruto de la depresión

El material pictórico aparece en plena depresión económica en la década de 1930, de la mano de Sam Golden (20 de mayo de 1915 – 11 de marzo de 1997), quien se unió como socio a su tío Leonard Bocour (18 de marzo de 1910 – 6 de septiembre de 1993), en la firma Bocour Artist Colors. De 1952 a 1970, se aliaron en la Bocour Artists Colors Co. La compañía vendió por décadas pinturas a los grandes artistas desde finales de la década de 1930 hasta la de 1990.

Ambos, tío y sobrino, produjeron en un inicio pinturas molidas a mano y las comercializaban en su tienda de la calle 15 (15th Street), en Manhattan, espacio que atraía como la miel a las moscas a los más talentosos artistas de la época, tales como Barnett Newman, Mark Rothko, Willem de Kooning, Jackson Pollock, Helen Frankenthaler, Morris Louis y Jack Levine…, visitantes habituales que, de cuando en cuando, armaban sus caballetes o abrían sus cuadernos de dibujo haciendo rápidos bocetos y aguadas.

Los desarrolladores de los acrílicos también eran pintores

Sam Golden, más que inventor, era también un pintor y comenzó su carrera en 1936, preparando los colores. En 1947, desarrolló Magna Paint, la primera pintura acrílica de artista del mundo. Como Siqueiros con los fabricantes, Sam trabajó directamente con los artistas. Los productos que desarrolló en colaboración con ellos se convirtieron en la inspiración de toda su carrera y se le atribuye el desarrollo de las primeras pinturas de ftalocianina, los primeros colores iridiscentes, el primer color de alizarina estable en acrílico, el primer blanco de zinc estable en acrílico y el desarrollo de un rompedor de tensión de agua. Cuando regresó de un retiro autoimpuesto en 1980, fundó la Golden Artist Colors Inc., con sede en New Berlin, Nueva York, con su hijo Mark Golden.

También el tío Leonard fue un artista. Nació en la ciudad de Nueva York, y alrededor de 1933 formó su compañía Bocour Artists Colors; él fue el co-desarrollador de Magna Paint a fines de la década de 1940. Muchos artistas compraban con frecuencia los tubos de pintura de la marca Bocour: unos eran de acuarela o de pintura al óleo, y los tubos con la etiqueta Bellini, de óleo.

La Magna es una pintura de resina acrílica, y es algo diferente de la pintura acrílica moderna, ya que está compuesta de pigmentos molidos en una resina acrílica en emulsión, mediante el uso de disolventes. La Magna tiene más brillo que la mayoría de las pinturas acrílicas modernas, un acabado más brillante.

En 1960, la empresa desarrolló una pintura acrílica de cuerpo grueso a base de agua llamada Aqua-Tec o Acuatec, soluble en agua, mientras que la Magna es miscible con aguarrás o alcoholes minerales. Ambos pueden secarse rápidamente para obtener un acabado mate o brillante. Artistas como Barnett Newman, Morris Louis y Roy Lichtenstein, quien también usó magna con pinturas al óleo, fueron usuarios consumados de estos colores.

A lo largo de los años, además de ser reconocido como un famoso fabricante de pinturas, Leonard se convirtió en un coleccionista de arte. Por muchos años adquirió obras de sus ahora famosos clientes. Al final de sus días, donó parte de su colección al St. Mary’s College de Maryland.

El color encuentra nuevos brillos

En las décadas siguientes, las pinturas acrílicas proliferaban en el mercado y seguían llevándose a cabo infinidad de investigaciones; se les pedía a muchos artistas -como Michael Ayrton, Peter Blake, Josef Herman, Bridget Riley y Leonard Rosoman- que probaran el nuevo material. Algunos de los experimentos parecen mapas: cuadrados de diferentes colores, para compararlos, comprobar la velocidad de secado, los cambios de coloración al secarse, etc.

La investigación y la experimentación son procesos lentos, y hasta mediados de los años 60 no se dispuso de acrílicos en Europa. Desde entonces, los han empleado innumerables artistas británicos. La pintura acrílica que conocemos hoy en día se inventó en el año 1963, por el químico Henry Levinson quién ideó este pigmento pensando en una utilización mucho más amigable con el arte, permitiendo que se diluyera con agua.

Más tarde, el embrujo de los acrílicos se expandió por Europa cuando el pintor belga Pierre Alechinsky adoptó con entusiasmo sus texturas y matices cuando viajó a Estados Unidos, y los empleó en varias de sus propuestas en los años 60. Más famoso que él, sin embargo, el artista pop inglés David Hockney, conocido por su Retrato de un artista o Portrait of an Artist (Pool with two figures), confesó ser muy aficionado a los acrílicos. Acaba de vender la pintura más cara en una subasta. Christie’s dijo que era “una de las grandes obras maestras de nuestro tiempo”. Y ¡cómo no! si se vendió, después de menos de 10 minutos de puja, por 90.3 millones de dólares.

Pool with two figures, del artista pop inglés David Hockney, quien confesó ser muy aficionado a los acrílicos. La pintura se vendió por 90.3 millones de dólares

¡No olvides compartir la información!

Artículos relacionados

¡Lee la edición más reciente!

Translate »
Consentimiento de Cookies de acuerdo al RGPD con Real Cookie Banner