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Mitos y realidades de la Manufactura Aditiva

A partir de la aparición de las primeras patentes en los años 80, la impresión 3D, conocida ahora como Manufactura Aditiva, generó grandes expectativas en un contexto más industrial. Muchas, francamente exageradas, no se cumplieron.
Sin embargo, en los últimos 10 años mantuvo un sólido crecimiento, y lejos de las ilusiones desbordadas y del escepticismo a ultranza, la perspectiva objetiva se convirtió en un factor clave de transformación. 
Para entender mejor de lo que trata esta solución, que además, es muy popular en la Industria 4.0, enlisto en seguida tanto los mitos como las realidades que deben conocer, por lo menos, los fabricantes interesados en incluir esta innovación dentro de sus procesos:
Mito 1: La impresión 3D es una tecnología disruptiva que revolucionará el mundo y sustituirá la manufactura tradicional.
Realidad: A pesar de que la Manufactura Aditiva crece a un ritmo de 30% anual promedio, desde 2011, su consumo de polímeros, en 2018, fue de 26,500 Ton, esto es tan sólo el 0.007% del consumo global.
Más que sustituir, complementa los métodos tradicionales, sobre todo donde la personalización, consolidación de componentes y libertad de diseño son factores importantes. Por ejemplo, Forecast 3D es una fábrica digital en California, con 49 impresoras HP Multi Jet Fusion, donde se producen millones de correctores dentales, cada uno personalizado para el usuario.
Mito 2: En el futuro habrá una impresora 3D en cada casa.
Realidad: Esta predicción, que pretendía seguir el ejemplo de las computadoras e impresoras personales, está lejos de volverse realidad. Sin embargo, las impresoras 3D de escritorio son cada vez más accesibles y fáciles de usar.
En 2018 se vendieron más de medio millón de impresoras 3D de escritorio y su uso en escuelas de ingeniería y diseño se expande masivamente en todo el planeta. La posibilidad de imprimir piezas en casa, escuela, oficina, consultorio, taller, laboratorio o punto de venta, ya es una realidad.

Mito 3: Las piezas impresas en 3D nunca alcanzarán el desempeño de una pieza inyectada.
Realidad: Partiendo de que las piezas hechas por Manufactura Aditiva se hacen capa por capa y esto puede afectar las propiedades mecánicas, la realidad es que tanto los procesos como los materiales mejoran cada día. Hoy ya hay miles de aviones Boeing y Airbus que llevan componentes impresos en 3D, inclusive en sus motores. La tobera de combustible desarrollada por GE Additive es un caso icónico en la industria. Los sectores aeroespacial, automotriz, médico y de calzado adoptan, cada vez más, componentes impresos en 3D.
Mito 4: La impresión 3D es muy cara.
Realidad: Esto es cierto si comparamos el costo de una pieza moldeada hecha masivamente, como una tapa o una botella. Sin embargo, en corridas de producción pequeñas a medianas, la Manufactura Aditiva es competitiva y, en corridas muy pequeñas o en piezas únicas, es mucho más económica. Lo mismo vale para la complejidad de la pieza.
La nueva técnica de diseño DfAM (Design for Additive Manufacturing, por sus siglas en inglés) optimiza la topología y estructura de la pieza, manteniendo su funcionalidad, pero con mucho menos material; de esta forma HP logró reducir el costo de componentes de sus equipos hasta en un 50%.
 

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