Este libro es de protesta. Está escrito de manera desenfadada por Patrick Moore, un científico y ex-fundador de GreenPeace (que dejó esa organización porque empezó a ideologizarse y a valorar el activismo y el dinero por encima de la ciencia). Sus tesis no dejan de causar revuelo y se pasó, según predica, del radicalismo al ecologismo racional. Atrás, muy atrás quedaron los años de campañas en un barco en medio del océano, aunque el científico no deja de pensar en verde.
Al recibir su doctorado en ecología, dedicó 15 años a formar parte del comité directivo de GreenPeace y dirigió muchas de sus campañas ambientales. Cabe recordar que GreenPeace comenzó como un grupo de voluntarios con nobles intenciones. A lo largo de los años, tuvo mucho éxito con campañas para salvar a las ballenas, detener la matanza masiva de crías de foca, evitar el vertido tóxico en el aire, el agua y la tierra, y muchas más.
Imagine a Moore de joven, con abundante melena, rebosante de idealismo y que, a principios de los años 70, de la mano de amigos activistas tan vociferantes como él, se subieron a un viejo pesquero para detener el uso de bombas de hidrógeno. Cosa que a lo mejor lograron, porque la última de estas bombas fue detonada en 1971. El presidente Nixon puso fin a eso y ellos, los muchachos comprometidos con la suerte del medio ambiente conquistaron la fama. Había triunfado GreenPeace.
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Pero luego de 15 años en la trinchera del ecologismo más radical, con persecuciones, detenciones y uno que otro bastonazo en la cabeza, Patrick Moore le bajo la crema a sus tacos y pasó a otro tipo de ecologismo, quizás menos radical. Abrió su negocio de consultoría Greenspirit que promovía el uso de la madera, que defiende el uso de la energía nuclear, o de los alimentos transgénicos y de las centrales hidroeléctricas, y se declaró más preocupado por el tema de alimentar a los siete mil millones de personas que pueblan el planeta, a que lo absuelva GreenPeace, su archienemigo.
De hecho, en la actualidad Moore está convencido de que el cambio climático es un engaño y que las campañas ambientales también. El activista asegura que la supuesta catástrofe climática está creada para infundir miedo y controlar la mente de las personas. Sus críticos le responden que su discurso es «auspiciado» por la industria nuclear. Pero sin asomo de culpa, el expresidente de GreenPeace, contesta que «el cambio climático es un completo engaño y una estafa impulsada por científicos corruptos que están enganchados a subvenciones públicas que los benefician”.
Moore es doctor en ecología, y está convencido de que las campañas ambientales están relacionadas con los «negocios verdes» que “se aprovechan de subsidios masivos, enormes amortizaciones de impuestos y mandatos gubernamentales para acrecentar su fortuna. Mientras tanto, disfrutan de una protección propagandística de los medios de comunicación».
Justo ahora, cuando el cambio climático es la mayor amenaza ambiental que la humanidad ha enfrentado, y justo cuando la ONU sostiene, con datos duros de su grupo interdisciplinario que el problema es causado por la acumulación de gases de efecto invernadero por la quema de combustibles fósiles y la destrucción de áreas que almacenan grandes cantidades de carbono, como las selvas tropicales del mundo, la postura de Moore hace hervir el debate. Recientemente, las Naciones Unidas confirmaron la continuidad del cambio climático e instaron a los líderes mundiales a tomar medidas urgentes para mitigar sus efectos. Advirtieron además que los últimos cuatro años han sido los más cálidos desde que se tienen registros.
Por lo pronto, Moore calienta la polémica con su libro Fake invisible catastrophes and treats of doom (algo así como Las falsas catástrofes invisibles y las golosinas de la fatalidad). Editado en Estados Unidos por Ecosense Environmental (solo en inglés), en enero de 2021. Contiene 210 páginas. Se lee de una sentada. (Si le llama la atención, puede pedirlo en Amazon).
El Dr. Patrick Moore argumenta en su libro que «…un día me di cuenta de que la mayoría de las historias de miedos ambientalistas que aparecen en los medios de comunicación se basan en cosas que son invisibles, como el CO2 y las radiaciones; o muy distantes, como los osos polares y los arrecifes de coral. Eso quiere decir que la persona promedio no puede observar y verificar lo cierto de estas afirmaciones. Debe confiar en activistas, medios de comunicación, políticos y científicos…, que, para decir la verdad sobre el tema, tienen un interés financiero o político”.
Después de 50 años como científico y activista ambiental, Moore se ha propuesto con este libro sacar a la luz la desinformación y “las mentiras descaradas que se usan para asustarnos tanto a nosotros como a nuestros hijos sobre el futuro de la Tierra”.
Sólo la observación directa es la base misma de la ciencia, insiste. “Sin ella no es posible conocer la verdad”. Y ese es el enfoque de este libro que contiene 98 fotografías, ilustraciones y gráficos. Moore se dirige a los padres de familia que comparten su escepticismo, que no aprueban el plan de estudios «progresista» ni el alarmismo que prevalece sobre el futuro de la civilización.
En 11 capítulos, con títulos como “El gran islote de basura del Pacífico está lleno de plástico y es el doble del tamaño de Texas”, o “Un millón de especies se enfrentan a la extinción debido al próximo cambio climático”, Moore ofrece al lector pruebas de que los ciudadanos están siendo mal informados por un caudal de profecías ambientales sobre el fin del mundo, mismas que no pueden verificar por sí mismos.
“Se nos dice que la energía nuclear es muy peligrosa cuando los números demuestran que es una de las tecnologías más seguras”, afirma en una de sus posiciones más debatidas. “Se nos dice que los osos polares se extinguirán pronto cuando su población ha crecido de manera constante durante casi 50 años. Se nos dice que hay algo dañino en los cultivos genéticamente modificados cuando es invisible, no tiene nombre ni fórmula química. Se nos dice que los incendios forestales severos son causados por el cambio climático cuando en realidad son causados por un mal manejo de la carga de combustible (madera muerta) en el bosque. Se nos dice que todos los arrecifes de coral morirán para el 2100 cuando, de hecho, los arrecifes de coral más diversos se encuentran en los océanos más cálidos del mundo. Y, por supuesto, se nos dice que el CO2 invisible del uso de combustibles fósiles, que representa más del 80% de nuestro suministro de energía, hará que la Tierra esté demasiado caliente para la vida”. Todas estas historias de miedo, y muchas más, simplemente no son ciertas, alega el siempre polémico Dr. Patrick Moore.
