Oportunidad envuelta en crisis
El año pasado, China decidió prohibir las importaciones de 24 categorías de desechos sólidos, incluyendo ciertos tipos de plásticos, papel y textiles, citando preocupaciones ambientales y de salud. En principio, está tratando de mejorar su economía y tratar más eficazmente su propia generación de basura. Las importaciones de desechos agregaban entre 10 y 13% a sus niveles totales de desperdicios. Además, la mala calidad de los residuos importados dificultaba su reciclaje y, consecuentemente, las utilidades para las empresas chinas involucradas. La prohibición entró en vigor en enero de 2018 y los efectos ahora ya se están cuantificando.
Las naciones desarrolladas actualmente tienen que afrontar el verdadero costo de su consumo masivo de plástico, particularmente envases y productos desechables, en lugar de enviar el problema a China, que desde 1992, recibía casi la mitad de los desechos del mundo.
Esta nueva realidad puede estimular la inversión –muy necesaria, por cierto–, en las instalaciones locales para reciclaje, así como la innovación en la fabricación de plásticos para hacer productos más adecuados para reúso.
En un estudio publicado en junio de 2018 por Science Advances, científicos de la Universidad de Georgia (UGA) encontraron que, en el año 2030, habrá 111 millones toneladas de desechos plásticos que, por la nueva política de China, tendrán que ir a otro sitio.
Dicha prohibición ya está comenzando a afectar de forma apremiante algunos municipios en Estados Unidos, lo cuales dicen que ya no recogerán ciertos materiales para enviarlos a vertederos. Como consecuencia, algunas instalaciones de reciclaje están almacenando desechos adicionales en terrenos abiertos o en sus estacionamientos.
El equipo encargado de este estudio estará monitoreando de cerca los informes y los impactos de la prohibición y ciertamente, los desechos se están acumulando dentro de las fronteras de los países que han dependido durante mucho tiempo de China para deshacerse de sus desechos plásticos, explicó en un comunicado Amy Brooks, estudiante de doctorado en el Colegio de ingenieros de la UGA y autora principal del estudio de residuos plásticos.
La prohibición también ha expuesto las debilidades sistémicas en los procesos de reciclaje en los Estados Unidos. La Coalición Nacional de Reciclaje (NRC, por sus siglas en inglés) dijo en mayo, que dicha ley expuso de manera real los problemas causados por los desechos post consumo.
Ante este panorama, Marjorie Griek, Directora Ejecutiva del NRC, dijo que la buena noticia es que aumentó el entusiasmo de los empresarios por el reciclaje. La gran paradoja es que los usuarios de plásticos quieren utilizar material reciclado, pero exigen una calidad que no existe, razón por la que se debe trabajar mucho en temas de normalización y comunicación adecuada.
