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Rotomoldeo: “Debemos evolucionar en la tecnología de moldeo”

En México, el Rotomoldeo comenzó a utilizarse a principios de los años 60, con la fabricación de juguetes de Plastisoles huecos, particularmente pelotas, cabezas y cuerpos de muñecas; o muñecos chillones, como el típico patito de hule, que dejó de ser de hule.
Los equipos eran muy simples y el proceso consistía en llenar un molde con polvo, y calentarlo por fuera con una flama abierta mientras se le hacía girar simultáneamente hasta que el material dentro se fundía y se iba pegando al interior del molde.
Este mismo método de flama abierta fue el que inspiró la producción de la primera empresa que produjo tinacos en México y que permitió a los fabricantes trabajar con Polietileno (PE), un nuevo material para el Rotomoldeo. Debido a que el sistema de refrigeración sólo precisa apagar los quemadores, el proceso de endurecimiento del material comienza mientras el molde aún se mueve.
Desafortunadamente, en México, se sigue empleando este sistema hoy en día, por buena parte de los fabricantes de piezas rotomoldeadas, a pesar de que presenta muy baja productividad y se pierde mucha capacidad calorífica, “además de lo poco ecológico que resulta el alto consumo de gas y la contaminación que genera al quemarlo”, explica José Luis Del Valle, director de Comercializadora Delva.
Una de las razones por las que las empresas en México utilizan este proceso se debe al bajo coso de inversión que representa, y que prácticamente, cualquier persona que sabe algo de instalaciones de gas –y un poco de mecánica–, se atreven a producir su propia máquina. De acuerdo con nuestro entrevistado, muchos de los negocios pequeños son de personas que trabajaron en esa primera empresa que incursionó en México haciendo tinacos.
Él es un convencido de que para obtener piezas más rápido y de mejor calidad, sin desperdiciar productos, o generar mermas y consumir menos energía, es preciso utilizar equipos de horno, los cuales han evolucionado mucho.

Puntos a considerar

La tecnología se compone de cuatro partes: el horno, los moldes, los soportes de moldes y la cámara de refrigeración: El horno calienta el molde –que se fabrica de aluminio o de alguna otra aleación– y que es el encargado de darle forma al material plástico. Los soportes del molde se montan en un eje giratorio para ayudar al molde a producir piezas con un recubrimiento uniforme. Finalmente, los moldes se exponen a bajas temperaturas, llevándolos a la cámara de enfriamiento, de modo que el material plástico pueda enfriarse y endurecerse.
Existen varios tipos de máquinas de moldeo rotacional de horno, y su elección depende de varios factores: materiales, capacidad de producción, tamaño y diseño de las piezas…, entre otros.
La experiencia de José Luis Del Valle y las marcas que representa, apoyan a los clientes a tomar mejores decisiones: “Quienes están operando con equipos de flama abierta pueden lograr mejoras sustanciales en su operación si deciden migrar a utilizar equipos de horno. La inversión se paga simplemente por el ahorro que se logra en el consumo de gas y en el aumento de la producción”.
Invertir en Rotomoldeo en México todavía ofrece muchas oportunidades en mercados que aún no se han explorado, como es el caso de iluminación con piezas de Policarbonato (PC) moldeadas por este método. Asimismo, el sector automotriz requiere de piezas especiales elaboradas con Nylon o Acetales. Las oportunidades, abundan.

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