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Shell vendió Deer Park, pero mantiene el rentable negocio de los plásticos. Ésta es la razón

El pasado lunes 24 de mayo se dio a conocer que Petróleos Mexicanos (Pemex) adquirió el total de las acciones de la refinería Deer Park (Texas) de la anglo-holandesa Shell. La compra no ha estado excepta de polémica. Para el gobierno mexicano, la compra de 596 millones de dólares significa un paso hacia la autosuficiencia energética, para muchos analistas, sin embargo, es una costosa adquisición que no toma en cuenta las tendencias energéticas globales.

¿Por qué México debería apostar más por la petroquímica que por la refinación?

La tendencia a nivel global no favorece a los combustibles fósiles. Shell está al tanto de esto y ya ha iniciado su transformación para convertirse en un proveedor de energías limpias. La transacción anunciada la semana pasada cubre la venta de la participación del 50% de Shell Oil Company en Deer Park Refining Limited Partnership, pero Shell Chemical L.P continuará operando su planta de Deer Park Chemicals, propiedad total de Shell.


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Deer Park Chemicals produce todo lo necesario para hacer plástico: Olefinas ligeras: Etileno, Propileno y Butilenos. Éste es el negocio clave que Shell no está dispuesto a dejar. Se estima que el margen de los químicos derivados del petróleo es de 12% en promedio, lo que duplica la ganancia de la elaboración de petrolíferos. Para el sector de algunos plásticos especializados, la ganancia llega a ser de 180 o incluso de hasta 300%.

Se trata de un sector altamente atractivo para los inversionistas pero también, afirman los especialistas, una industria que se alinea con las tendencias globales por dejar atrás los combustibles fósiles. El negocio de la gasolina es incierto. Su producción se ha estancado en todo el mundo debido al auge de nuevas tecnologías de movilidad, a la creciente conciencia ambiental de los usuarios y los efectos de la pandemia.

 

Las gasolinas en la era post-COVID-19

¿Cuál será el futuro de la gasolina en la era post-COVID-19? El pasado 7 de mayo, Ben van Beurden, director general de Shell, envió un mensaje a sus accionistas en el que explicó la necesidad de virar hacía la producción de biocombustibles e hidrógeno. Estas fueron sus palabras:

“En un mundo que debe detener el cambio climático habían dos opciones para Shell. Podíamos ver que el petróleo y el gas todavía tienen un rol por jugar, así que la primera opción era enfocarnos en petróleo y gas. Tomar esa opción sería la de aceptar que en algún momento nuestro negocio se va acabar. Como saben, tomamos la segunda opción”.

La compra de una refinería para producir “energías sucias”, pareciera, es una decisión que mira al pasado en lugar del futuro, sin embargo, expertos como Adrian Duhalt, investigador del Instituto Baker de Políticas Públicas en la Universidad Rice en Texas, señalan que no se trata de una inversión irreflexiva y todavía puede generar valiosas ventajas para Pemex.

“Deer Park puede ofrecer valiosas ventajas a Pemex, por ejemplo, brinda la oportunidad de procesar allí mayores volúmenes de producción de crudo de Pemex y desplazar a los proveedores actuales, disminuyendo así la incertidumbre en términos de acceso al mercado de exportación”, escribió el experto en un texto retomado por El País.

¿Será suficiente para justificar una inversión millonaria que incluye una deuda de 980 millones de dólares? El tiempo lo dirá.

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