Dentro de una década, con casco o con diadema de plástico, o bien mediante una sencilla operación quirúrgica en el cerebro, nuestra adicción por la red se va a convertir
Dentro de una década, con casco o con diadema de plástico, o bien mediante una sencilla operación quirúrgica en el cerebro, nuestra adicción por la red se va a convertir